¿Por qué es necesario participar en la ciudad en la que vivimos?

Hasta el comienzo de la crisis en 2008, los ciudadanos habíamos llegado a unos niveles de pseudo -bienestar, que la crisis, en la que estamos inmersos, se ha encargado de desmontar. La denominada sociedad del bienestar, caracterizada por una sensación de satisfacción generalizada, ha conseguido destruir cualquier interés del usuario por la ciudad en la que vive. Se puede afirmar que esto radica en la ausencia de necesidades urbanas importantes en nuestro día a día. A esto debemos sumarle un sin fin de condicionantes mas, a la par del proceso de individualización que la globalización ha generado.

En los primeros años del siglo XXI se había alcanzado una desconexión tal entre los vecinos de cualquier comunidad, que los que en otros momentos se habían considerado casi familia, se han convertido en extraños. Conceptos como vecindad o barriada han perdido su significado, primero por las propias dinámicas del mundo del capital, que impone jornadas laborales intensas, saliendo muy temprano y  llegando a casa por la noche, y por otro lado, al surgir nuevos modos de vida, alejados del prototipo único impuesto en los años del franquismo, se ha generado un nuevo modelo de asociacionismo desvinculado de un contexto geográfico y basado en la búsqueda de un interés común.  Ante este panorama, parece fundamental recuperar esa conciencia perdida sobre lo comunitario.

Analizar la labor  de cualquier asociación nos desvela la ardua tarea que supone está gestión, personificada casi en exclusividad por un única persona. Esto hace que los conflictos, así como las quejas, se remitan directamente a esta, desde una postura de exigencia por el resto de los vecinos, que en algunos casos puede llegar  a hacerla responsable de cualquier conflicto que ocurra en el área donde trabaja la asociación. Esto nos da que pensar sobre el enfoque en los procesos participativos, los cuales  han de enfocarse desde los interesas comunes de la colectividad, gestionados como conjunto, y no desde la individualidad. Como hemos comentado la consecuencia de dicha individualidad creemos que radica en los procesos de globalización, que precisamente son los que nos han alejado de nuestros vecinos.

Pero es más, la propia estructura organizativa de estos procesos, no responden a las verdaderas necesidades. Periódicamente las distintas asociaciones de Málaga se reúnen para establecer por consenso aquellas incidencias que quieren remitirle al gobierno local, a través de las junta de distrito. Pero tenemos serias dudas sobre la idoneidad de estas segregaciones por distritos, donde los intereses pueden ser múltiples, y fomentan la “lucha”  particular de cada asociación por captar la atención del concejal responsable. Sin duda, creemos que puede ser más efectivo el trabajo con distintos colectivos con intereses comunes, buscando un consenso, que actualmente es inaccesible. Teniendo en cuenta el momento histórico que vivimos, inmersos en una crisis global (no solo económica) sobre el modelo de organización social, junto al potencial de la llamada web 2.0 (blogs, redes sociales, wikis…), nos da pie a pensar que es posible repensar la participación ciudadana real y directa (tema de actualidad y recurrido) en una miscelánea que englobe múltiples escalas: desde las asociaciones que se vinculen al ámbito local, como otras relacionadas con la esfera de lo global.

Participa, tu CIUDAD te necesita!